El nacimiento del Río Medellín (o Río Aburrá) se encuentra en el extremo sur del Valle de Aburrá, específicamente en el Alto de San Miguel, ubicado en el municipio de Caldas, Antioquia. Este lugar, cubierto por bosques secundarios maduros, es un santuario natural de gran importancia ecológica, no solo por su riqueza en biodiversidad, sino también por ser una fuente vital de agua para la región.
El Alto de San Miguel es un corredor biológico estratégico que alberga numerosas especies de flora y fauna, algunas endémicas o en peligro. Su protección es fundamental para mantener el equilibrio ecosistémico del Valle de Aburrá y garantizar la sostenibilidad hídrica.
Ruta de senderismo: Explorando el nacimiento del río
El recorrido, de aproximadamente 10 km (ida y vuelta), se puede completar en 5 horas, dependiendo del ritmo y las paradas para observación. El sendero, rodeado de vegetación exuberante, ofrece una experiencia de conexión con la naturaleza.
Un consejo para los visitantes: mantener silencio durante el trayecto aumenta las posibilidades de avistar algunas de las aves emblemáticas de la zona, como:
- El carriquí (un ave de llamativos colores y cantos vibrantes).
- El cacique candela (con su plumaje negro y rojo intenso).
- El tucancito esmeralda (una especie pequeña y fascinante, símbolo de los bosques andinos).
Además de la observación de aves, el recorrido permite apreciar quebradas cristalinas, helechos gigantes y una gran variedad de mariposas, convirtiendo esta caminata en una experiencia ideal para amantes del ecoturismo y la conservación ambiental.
Recomendación: Llevar calzado adecuado, hidratación, protección solar y, sobre todo, respetar las normas de conservación del área para preservar este invaluable ecosistema.
¿Te animas a descubrir este tesoro natural?
Resumen
El nacimiento del Río Medellín (o Aburrá) se ubica en el Alto de San Miguel, al sur del Valle de Aburrá (Caldas, Antioquia), un ecosistema estratégico con bosques maduros, alta biodiversidad y fuentes hídricas clave. Un sendero de 10 km (5 horas ida y vuelta) permite explorar este santuario natural, donde, con silencio y paciencia, pueden avistarse aves como el carriquí, el cacique candela y el tucancito esmeralda, además de disfrutar de quebradas cristalinas y vegetación exuberante.




























































































































































































































































































































































































